FoMO: ¿Estás realmente perdiéndote de algo?
La era digital ha dado origen a nuevas terminologías y condiciones que están afectando la salud mental de la sociedad global. Una de estas condiciones es el FoMO, o el Miedo a Perderse Algo. Este término se ha vuelto cada vez más popular en una época que ha sido marcada por las redes sociales, y puede tener un impacto significativo en la salud mental y emocional de una persona. En este post, con la ayuda de la psicóloga Sofía Cáceres, vamos a explorar qué es el FOMO, cómo identificarlo y cómo manejarlo.
¿Qué es el FoMO?
El FoMO (Fear of Missing Out), o Miedo a Perderse Algo, es un fenómeno psicológico que se refiere a la ansiedad que una persona puede sentir cuando percibe que se está perdiendo experiencias, eventos u oportunidades. Esta condición puede ser mucho más frecuente en personas que pasan mucho tiempo en redes sociales. Como ya sabéis, en redes sociales nos exponemos constantemente a imágenes, textos y experiencias que otros tienen o han tenido. El FoMO puede llevar a sentimientos de insatisfacción, ansiedad e incluso depresión por no estar viviendo esas experiencias o sensaciones.
El término FoMO comenzó a mencionarse en 2004 en un en la revista de negocios de Harvard donde Patrick McGinnis comenzó a hablar del miedo a perderse algo pero no fue hasta 2013 cuando Przybylski lo comenzó a estudiar y a diagnosticar.
Desde entonces, esta sensación o tipo de ansiedad se ha vuelto un término común en la psicología, más concretamente en la rama de la psicología especializada en la salud mental y ya se cuentan con numerosos estudios e investigaciones dedicados a entender y tratar este fenómeno.
El FoMO afecta sobre todo a los jóvenes, pero puede afectar a personas de todas las edades. Como nos cuenta Sofía, “El FoMO puede ocurrir con o sin móvil, pero se ha asociado con el uso del móvil dadas las posibilidades que nos ofrece para estar conectados ilimitadamente, por lo que puede que existiesen casos de FOMO antes de las redes pero los efectos se hacen más latentes en la actualidad”.
Puede manifestarse de varias maneras, incluyendo la compulsión por estar constantemente conectado a las redes sociales, la ansiedad sobre las decisiones que se toman y la sensación de insatisfacción constante con la propia vida.
¿Cómo sé si tengo FoMO?
Pasamos tanto tiempo conectados o redes sociales o consumiendo contenido que es complicado saber cuando realmente se está convirtiendo en un problema. En el caso del FoMO, los síntomas pueden variar mucho de una persona a otra. Sin embargo, hay algunas señales comunes que pueden indicar la presencia de FoMO. Una de estas señales es la necesidad constante de estar conectado a las redes sociales. “Hay estudios que vinculan el FoMO con el uso del móvil. En el estudio de Alt (2015) se encontró relación entre el FoMO, el uso problemático de las redes sociales en el móvil y la motivación académica. Los adolescentes con mayor necesidad de ser populares en las redes sociales experimentan el FoMO en mayor medida que quienes no tienen esa necesidad (Beyens, Frison, & Eggermont, 2016)”
También podrías notar que te sientes ansioso o estresado cuando no estás seguro de qué decisiones tomar. “Experimentar estrés de forma recurrente (por querer hacer todo lo que se nos propone y no saber decir que no), ansiedad, sentimientos de culpabilidad, baja autoestima ligada a un perfeccionismo elevado y a las comparaciones con los demás.” También se puede experimentar “frustración y cansancio, y tener un estado anímico irascible.”
Sería importante acudir a profesionales cuando nuestras actividades de la vida cotidiana se vieran afectadas y nuestro estado anímico nos generase malestar de forma continuada en el tiempo.”
¿Cómo lidiar con el FOMO?
Manejar el FoMO puede ser un desafío por ello siempre aconsejamos que, si sientes que padeces FoMO o que no estás bien, acudas a un profesional de la salud mental.
Como medidas para paliar el FoMO puedes limitar tu tiempo en las redes sociales. Al reducir la cantidad de tiempo que pasas en estas plataformas, puedes ayudar a disminuir la cantidad de comparaciones que haces con los demás.
Otra estrategia es practicar la gratitud. Al enfocarte en lo que tienes en lugar de en lo que te estás perdiendo, puedes ayudar a cambiar tu perspectiva. Esto puede implicar llevar un diario de gratitud o simplemente tomar un momento cada día para reflexionar sobre las cosas por las que estás agradecido.
Con el nacimiento del FoMO también ha nacido el JoMO, que es todo lo contrario. ¿Y como podemos pasar de un lado al otro? Sofía nos explica claramente en que consistiría “Sería todo lo contrario, es decir, decidir desde el interior de uno mismo qué planes sí quiero llevar a cabo y cuáles no, dejando a un lado las elecciones de los demás y priorizando las de uno mismo sin experimentar culpabilidad o rechazo. Como podría ser por ejemplo decidir quedarte en casa en verano tranquilamente al fresquito y no irte con tus amigos a la playa a pasar calor si eso no es lo que te apetece, y aunque eso sea “lo deseable socialmente en verano”.”.
Si el FoMO está afectando a tu salud mental o crees que tienes FoMO y no consigues manejarlo, te aconsejamos que busques ayuda profesional. Un terapeuta especializado puede ayudarte a desarrollar estrategias para manejar el FOMO y mejorar tu salud mental en general.