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El ocio nocturno se siente señalado por el gobierno

El sector de ocio nocturno se ha puesto en pie de guerra por la última campaña de concienciación que ha lanzado el Ministerio de Sanidad y que pone el foco en las fiestas.

El ocio nocturno se siente señalado y criminalizado por el Ministerio de Sanidad. Recordemos, que cerró sus puertas en Agosto porque el número de contagios estaba en ascenso. Se dijo entonces que aunque algunos contagios se daban por actividades de ocio durante la noche, poco tenían que ver con los locales que habían hecho un gran esfuerzo para adaptarse a las medidas impuestas por el ejecutivo. Aún así, el ocio nocturno cerró sus puertas a mediados del pasado mes. 30 días después los contagios están disparados y se van acabando las excusas.

Con todo esto, el Ministerio de Sanidad ha lanzado una campaña en la que parecen señalar a las actividades de ocio nocturno. El mensaje está enfocado a los jóvenes que salen de fiesta y pretende concienciar sobre las consecuencias de divertirse sin distancia social ni mascarilla. Pero lo cierto es que una imagen de un concierto o una discoteca, contrapuesto a una imagen en un hospital ha generado un gran enfado entre los empresarios del ocio nocturno.

Los jóvenes en el punto de mira

Los jóvenes. Ellos han sido en los últimos dos meses el principal objetivo de las campañas de sanidad para reducir el número de contagios. Su mayor actividad social, su movilidad y su preferencia por el ocio nocturno, hace que los jóvenes puedan convertirse en un vector de transmisión incontrolado. Y eso lo sabe la administración.

Hablemos claro. Si te tomas dos cervezas con tres amigos en una terraza, con distancia de seguridad y mascarilla, probablemente no estés haciendo nada malo. Pero si te tomas 5 copas, acabarás desinhibido, dando botes por la calle y sin mascarilla. El problema es que los mensajes del Gobierno central y otras administraciones parecen indicar que está mal visto divertirse. Culpabilizan a los jóvenes cuando no todos son iguales. Parece que la administración está más ocupada en señalar y abroncar a los jóvenes en lugar de buscar alternativas seguras.


Lejos de lo que piensan algunos, los jóvenes han sido muy sensibles ante la crisis sanitaria. A pesar de que hay algunos irresponsables que siguen haciendo lo que les parece (les vemos todos los días en la televisión), muchos jóvenes están concienciados, pero no encuentran una alternativa segura.

“Esto no es un juego”

Buscando impactar a los más jóvenes, el Ministerio de Sanidad ha impulsado una campaña de concienciación que ha ofendido al sector del ocio nocturno. La Federación Nacional de Empresarios de Ocio y Espectáculos ha exigido esta semana al ministerio que retire la campaña del “Pin, pan, fuera…”.

En una de las imágenes de la campaña se hace una analogía entre un concierto o una fiesta y una escena de hospital en la que vemos una víctima de COVID-19 atendida por un sanitario enfundado en un EPI.


El presidente de España de Noche, Ramón Mas, cree que supone una estigmatización para un sector que, por otra parte lleva un mes cerrado. España de Noche ha dirigido una carta al ministro de Sanidad, Salvador Illa, en la que traslada sus reivindicaciones en torno a la campaña de concienciación y denunció que “los botellones y fiestas ilegales que se producen cada fin de semana, apenas tienen ninguna intervención por parte de las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado”.

Está claro que no se puede culpar a un sector al que no se le ha permitido explorar alternativas para funcionar.

No es la única campaña que hemos visto. Recientemente, el Ayuntamiento de Marratxi en Baleares lanzaba una campaña similar. Y entre algunos mensajes incluía uno apuntando a las raves, las fiestas ilegales que se celebran en ocasiones (normalmente al aire libre) y que, por lo que hemos visto en algunas imágenes estos días, no suelen cumplir ninguna medida sanitaria.


No hay un plan B

Discotecas, bares de copas, salas de conciertos permanecen cerradas y miles de trabajadores están en su casa sin poder trabajar. Algunos de ellos pueden acogerse a los ERTES que el Gobierno de España sigue manteniendo hasta finales de año. Sin embargo, otros muchos no tienen esta posibilidad. Se estima que más de 200.000 personas dependen de este sector.

Las discotecas, con las medidas de seguridad oportunas y controles sanitarios, podrían haber sido una alternativa más segura para muchos jóvenes. Sin embargo, ahora vemos jóvenes bebiendo en la calle porque no tienen mucha alternativa. Y es que, el cierre del sector y de muchas otras opciones de ocio, impulsan la clandestinidad y la celebración de fiestas privadas o raves que pueden llegar a ser más peligrosas porque a menudo se relajan demasiado las medidas sanitarias.

El problemas al que se enfrentan el ocio nocturno y el sector de los espectáculos es el de la viabilidad. Con el negocio paralizado por tiempo indefinido y sin recibir casi ayudas y confianza por parte del estado, el sector tendrá una vuelta muy difícil en la que se dejará miles de puestos de trabajo por el camino. Y es que, muchas personas que trabajan en estos sectores no han tenido opción de adherirse a alguna de las ayudas que el Gobierno de España en estos meses. En concreto, la ayuda a los autónomos puesta en marcha en verano ha sido un completo fracaso y apenas ha cubierto a 160.000 trabajadores por cuenta ajena (un colectivo que supera los 3 millones). A pesar de ello, muchos siguen teniendo una facturación mucho más baja que el año anterior.

Todo ello, unido a la precariedad y la temporalidad de muchos de los contratos que se realizan en ocio nocturno y en el mundo del espectáculo, deja fuera de cualquier ayuda a miles de trabajadores.


Raúl Fernández
Locutor, Productor de contenidos y Técnico de Sonido. Presentador «OHMYDANCE». Apasionado de la radio desde los 11 años. Le gusta la fruta escarchada.
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